Si
llegamos por la carretera de Cáceres podremos
imaginar que hemos retrocedido quinientos años en
el tiempo. La panorámica que se contempla parece
de cuento. Sus altivas torres que emergen tras el
perímetro de la muralla, vigiladas de cerca por
su castillo, le dan la bienvenida al viajero y le
invitan a descubrir sus mágicos y monumentales
edificios que le transportarán hasta la Edad
Media.
El
complajo urbano de Trujillo se componen de dos
zonas bien diferenciadas: la villa y la ciudad.
La
Villa es la zona más antigua y se desarrolla en
torno al castillo intramuros. Por su parte, la
ciudad desciende por la falda de la ladera, a
partir de la Plaza Mayor.
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